La historia cuenta que la imagen de la Virgen de Luján apareció milagrosamente en las afueras de la ciudad de Luján, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, a principios del siglo XVII. Según la tradición, la imagen fue encontrada en la margen del río Luján por un lugareño llamado Joaquín García, quien la llevó a su casa. Sin embargo, la imagen desapareció misteriosamente y fue encontrada nuevamente en el mismo lugar donde inicialmente había sido hallada. Este evento se interpretó como un milagro y condujo a la construcción de un santuario en honor a la Virgen de Luján en el lugar de su aparición original.
Desde entonces, la Virgen de Luján se ha convertido en un importante símbolo religioso y un destino de peregrinación para millones de fieles católicos no solo en Argentina, sino también en América Latina y el mundo. La Basílica de Nuestra Señora de Luján, donde se encuentra la imagen de la Virgen, es un importante centro de peregrinación y devoción mariana, y atrae a numerosos visitantes y fieles que buscan rendir homenaje y pedir la intercesión de la Virgen María.